Cuando tenía 15 años luché tanto con la angustia que empecé a automutilarme todos
los días. En un entonces me llevaron a un psiquiatra quien me recetó
medicamentos antidepresivos. Luego, a los 17 años conocí a Jesús como mi Salvador
personal. Esto cambió mi vida entera. El Señor me libró de los pozos más
profundos de tristeza sin esperanza. Sin embargo, ser un hijo de Dios no
significa que no experimentarás tristeza (Juan 11:35). Gracias a Dios,
puedo dar testimonio que desde que fui salvo en 2005 nunca he vuelto a la autolesión.
Sin embargo, admito que a veces todavía lucho con la tristeza. La gran
diferencia entre la tristeza que experimento ahora y la tristeza que
experimentaba antes es la esperanza (1 Tesalonicenses 4:13). Ahora tengo
la certeza de la vida eterna y de los propósitos de Dios en mi vida, y por eso
siempre tengo esperanza, aun en medio de la pena. Si no conoces a Jesús, esta
es tu mayor necesidad. Te invito a hacer click aquí y leer esta explicación de cómo ser salvo.
Estoy escribiendo este artículo esperando ser transparente sobre las luchas de
la salud mental y con la intención de compartir unos consejos que me han
ayudado. Yo soy pastor y he tomado muchos cursos de consejería bíblica y aun psicología
para mi título y para mi magister en curso, pero no soy psicólogo ni doctor ni
psiquiatra. Es por eso que ningún lector debe tomar mis consejos con el peso de
lo que diría un profesional médico. Habiendo dicho esto, quiero compartir unas
poderosas cosas que me han ayudado a combatir la tristeza, la ansiedad, y el desánimo.
1. Lectura
bíblica. Hablamos acerca de la suficiencia de las Escrituras y sobre cómo
amamos la Biblia, pero entre el dicho y el hecho, hay mucho trecho. Cuando
luchamos con la salud mental, necesitamos leer, escudriñar, memorizar, meditar
en, y obedecer a la palabra de Dios. Josué 1:8 dice, “Nunca se
apartará de tu boca este libro de
la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien.” Las
verdades de la Biblia son como ancla firme en medio de las olas furiosas de las
tempestades de esta vida.
2. Oración.
A veces tratamos a la oración como un último recurso, pero para los hijos de
Dios tiene que ser nuestra primera reacción tanto en las buenas como en las
malas circunstancias. Dios desea escucharnos siempre y no existe mejor terapia
que derramar el corazón ante su trono de gracia (Hebreos 4:16). ¡Dios
quiere que convirtamos toda preocupación en una oración! Filipenses 4:6
dice, “Por nada estéis
afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias.”
3. Sé un
dictador mental. No tienes que ser esclavo de una mente desordenada. Cada
pensamiento que tienes, que va en contra del conocimiento de Dios, necesita ser
llevado cautivo a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5). No
permitas que tu corazón te guíe (Proverbios 28:26), porque es engañoso (Jeremías
17:9), sino, guíalo tú de acuerdo con las enseñanzas de la palabra de Dios.
Hay preciosa paz al alcance de todos aquellos que piensan constantemente en el Señor;
“Tú guardarás en completa
paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” (Isaías 26:3)
4.
Ejercicio. Las endorfinas son poderosas y el ejercicio en general es bueno tanto
para la salud física como para la salud mental. La Biblia dice, “porque
el ejercicio corporal para poco es provechoso, mas la piedad para todo
aprovecha, pues tiene promesa de la vida presente y de la venidera.” (1 Timothy 4:8). Aunque la enseñanza
de este versículo es que el ejercicio espiritual vale mucho más que el
ejercicio físico, a veces olvidamos que el versículo también habla sobre sí hay
provecho en el ejercicio corporal.
5. Sueño.
Necesitas dedicar el tiempo necesario al sueño. Tu cuerpo necesita dormir bien
o si no, va a desordenarse grandemente. Este punto requiere diligencia de parte
tuya. Acuéstate a una buena hora y levántate temprano para enfrentar el día con
las pilas recargadas. Dios quiere que duermas bien. “Pues que
a su amado dará Dios
el sueño.” (Salmo
127:2) “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.” (Salmo 4:8) Si te cuesta dormir,
comparto algunas ideas para mejorar tu sueño:
A. Ejercicio. Si no tienes sueño al final del día,
puede ser porque no estás gastando suficiente energía en el día.
B. Cama. ¿Cuándo fue la última vez de comprar
un colchón nuevo? Cómprate uno nuevo y no seas tacaño porque el sueño es importantísimo.
C. Apaga tu celular. No es sano estar conectado
a las RRSS hasta la madrugada. De hecho, sería bueno para todos si pasáramos menos tiempo en los celulares y especialmente en las RRSS. Quizás sería una sana regla ni llevar tu celular
a la cama.
D. Elimina la televisión de tu dormitorio.
E. Deja de comer tremendas comidas muy tarde.
Si es necesario, come una pequeña colación antes de dormir, pero que algo de unas 100 calorías (como frutos secos, yogurt o fruta).
F. Algunas personas encuentran que les ayuda
dormir mejor si toman algo caliente antes de dormir. Prueba manzanilla o
hierbabuena, pero siempre debe ser algo sin cafeína. De hecho, recomiendo dejar
de tomar bebidas con cafeína completamente.
6. Dieta.
Tener una buena dieta ayudará a cada área de su salud. Procura tener una dieta balanceada
y nutritiva. Si tu dieta está muy desordenada, te serviría mucho visitar a un
nutricionista. Si puedes encontrar a uno que es hermano en Cristo, mucho mejor.
Evita las dietas de moda y prefiere una sana dieta tradicional. Recomiendo
dejar de tomar cafeína. El café descafeinado es tan rico como el normal, y el
efecto de dejar la cafeína es maravilloso. Te dará jaqueca la primera semana si
ya eres adicto, pero vale la pena. No consumas cosas muy dulces. Si tienes que
tener un poco de dulzor, prefiere miel porque es natural, pero no en exceso (Proverbios
25:16). Limita los endulzantes y el azúcar refinado. Limita el consumo de
chatarra. Creo que ni es necesario mencionar que no debes consumir drogas,
fumar cigarrillos, beber alcohol, comer en exceso, u otras cosas que esclavizan
y son dañinas a tu salud.
7. Sol.
Tu cuerpo necesita vitamina D. Cuando hay sol, sale a caminar diario. Si vives
en un lugar donde no hay sol o donde las condiciones climáticas no te permiten
salir, pregunta a un médico acerca de tomar vitaminas. Te puede pedir exámenes
de sangre que revelarán si tienes alguna deficiencia. Cuando existe este tipo
de desequilibrio en tu cuerpo, puede afectar negativamente hasta a tu salud
mental.
8.
Noticias. No es recomendable ver noticias todo el día. Las empresas que
producen las noticias que se ve en la televisión sobreviven por el temor y el
temor no es sano para nosotros. Cientos de veces Dios dice en la palabra “no
temas”. Muchas personas prefieren fuentes noticieras en internet. Y mientras
estoy en el punto de la televisión, también quiero animarte a no dejar la tele
prendida todo el día (sean noticias o no). Salmo 1:1 dice, “Bienaventurado
el varón que no anduvo en
consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de
escarnecedores se ha sentado;”. Tampoco es necesario tener una
tele en cada habitación del hogar, en la cocina, y los dormitorios. ¡En nuestra
casa no tenemos ninguna televisión y nosotros hemos sobrevivido hasta ahora!
9.
Intimidad. Si eres casado, disfruta a tu cónyuge (y solo a tu cónyuge). Esto es sano y es parte del diseño
de Dios. Si quisieras aprender y crecer en este tema, hay muy buenos libros que
puedes leer, como, por ejemplo, “El Acto Matrimonial” por Tim LaHaye o “El
Placer Sexual Ordenado por Dios” por Ed y Gaye Wheat. La Biblia dice, “Sea
bendito tu manantial, Y alégrate
con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y
graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.” (Proverbios 5:18-19) Si no eres
casado, decide conservarte de hoy en adelante en pureza sexual para la gloria de Dios. Descubre la filosofía bíblica sobre la sexualidad humana en este post.
10. Entretención.
Ten cuidado con las cosas que ves y escuchas. Televisión, películas, y música son
medios poderosos que pueden afectar negativamente a nuestro ánimo. “No pondré delante de mis ojos cosa injusta.” (Salmo 101:3). Cuando escoges lo
que mirarás y lo que oirás, no te olvides de la santidad, “No os
conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2). Busca maneras sanas
de entretenerte como la lectura, paseos, ejercicio, o algún hobby.
11. Servicio. Muchas veces
cuando servimos a otros, nos ayuda a mejorar nuestra perspectiva. Pregunta a tu
pastor sobre cómo puedes involucrarte en servir a otras personas que están sufriendo.
Llevar una canasta familiar a una familia que no tiene para comer o visitar a
una persona en el hospital son de gran bendición para uno (Hechos 20:35).
12. Amistad. Es muy sano
tener amistades cristianas (Proverbios 27:17). De igual manera, la
Biblia advierte acerca de las malas amistades (Proverbios 13:20).
Recomiendo desvincularse de los malos amigos que solo contribuyen a tus
dificultades en la salud mental. Necesitas formar buenas amistades que te apoyarán
en tu vida espiritual y que serán de ayuda en los momentos más difíciles de la
vida. La mejor forma de tener amigos es ser un amigo (Proverbios 18:24).
Si después
de estudiar y aplicar los puntos en este artículo, sigues luchando con tu salud
mental, no pierdas la esperanza. Hay mejores días por venir. Si estos puntos no
han ayudado a desarraigar los problemas que estás viviendo, puede existir algún
problema orgánico que un doctor de medicina general puede ayudarte a tratar. Yo
recomiendo pedir hora. Explícale al doctor lo que estás experimentando, y pregúntale
si puedes tener algún problema orgánico (por ejemplo: una deficiencia de
vitaminas, problemas hormonales, hipertiroidismo, etc.). La gran mayoría de las
veces los problemas de salud mental pueden ser tratados espiritualmente o con
la atención de un médico general. Si esto tampoco funciona, como último
recurso, podrías ir a un psicólogo o psiquiatra (preferiblemente cristiano). Podrías
invitar a tu pastor para acompañarte si te hace sentir más cómodo.
Gracias
a Dios, si tú eres salvo, tienes todo lo necesario para vivir una vida devota
al Señor (2 Pedro 1:3). Tienes la Biblia, el Espíritu Santo, y la
iglesia del Dios viviente. Sigue confiando en Dios. Pon los ojos en Jesús, Él
es tu todo. Las cosas mejorarán.
Hebreos
12:2
puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios.