Encontré este vandalismo hoy en nuestra querida ciudad que dice, "mientras en el primer mundo mueren de colesterol, en el tercero
mueren de hambre." La frase provocativa me hizo pensar en el desequilibrio
que existe hoy en cuanto a la evangelización mundial. Oswald J. .Smith dijo, "Nadie tiene el derecho de oír el evangelio dos veces mientras quede alguien que no lo ha oído una vez." Las
bancas de nuestras iglesias están llenas de gente obesa por haber recibido
tanto pan de vida mientras en el otro lado del mundo y en nuestros vecindarios
hay gente menesterosa de una migas. Pensé en las historias de cuando Jesús alimentó
a los cinco mil con cinco panes y dos peces y de cuando alimentó a los cuatro
mil con siete panes con peces. En ambas ocasiones dice que Él "dio los panes a los discípulos, y los discípulos
a la multitud." (Mateo 14:19
& 15:36). Jesús mandó a la gente
sentarse en el pasto en grupos de ciento
en ciento y de cincuenta en cincuenta. Después de haber bendecido Él dio el pan
a los discípulos y les dijo a ellos que repartieran a las multitudes. En esto
hay una increíble ilustración de cómo cada discípulo de Jesús es un ganador de
almas. Nosotros recibimos el Pan de Vida cuando somos salvos, y cuando ganamos
almas lo estamos repartiendo a las multitudes. El evangelismo no es más que un
mendigo diciéndoles a otros mendigos donde encontró pan. Imagínese la tontería
de si los discípulos, cuando Jesús les dio el pan para repartir, hubieran
entregado el pan a las primeras filas, y que después de volver a Él para buscar
más pan volvieran a entregar el pan a las primeras filas. Todos estaríamos de
acuerdo que esto sería ridículo. ¿Pero no hacemos lo mismo nosotros? En nivel
local, predicamos el evangelio en nuestras reuniones, pero olvidamos de los que
jamás entrarían las puertas de nuestras instalaciones. En nivel global estamos
plantando iglesias en todo Chile, pero no estamos mandando misioneros a otros países.
Los pocos misioneros que salen, solo van a los latinos, y olvidamos de la gran mayoría
de países en el mundo que no hablan castellano. Es importante predicar el
evangelio en nuestros cultos? Obvio. Es importante preocuparnos de nuestra
ciudad y región? Obvio. Es importante preocuparnos de nuestro país? Obvio. Es
importante preocuparnos de nuestro continente y la gente que habla nuestro
lenguaje? Obvio. Es importante preocuparnos por la gente de otras culturas y
lenguajes? Obvio. El mandato de la gran comisión es a toda nación y a toda
criatura a la vez.
Aquí hay algunas maneras de cómo cada hijo de Dios puede
estar involucrado en esta obra:
1. Llevar el evangelio a las personas donde viven
2. Considerar el campo misionero
3. Orar por misioneros
4. Apoyar económicamente a misioneros
5. Estar activo en el proceso de entrenar otros para la obra
Quizás es tiempo de escribir en los muros de nuestros corazones
y en las instalaciones de nuestras iglesias: "Nadie tiene el derecho de oír el evangelio dos veces mientras quede alguien que no lo ha oído una vez."